ENTREVISTA | Carmen Velasco Rengel, directora de la colección Textos Mínimos
Desde 1989, la colección científica Textos Mínimos, perteneciente al Servicio de Publicaciones y Divulgación científica de la Universidad de Málaga , recoge los textos y análisis de la literatura contemporánea de forma breve y directa.
Traducciones, ensayos y escritos que otras editoriales no se atreven a publicar tienen espacio en Textos Mínimos, donde con una cuidada edición se exponen las reflexiones más actuales traídas de la literatura universal.
Al frente de esta colección se sitúa Carmen Velasco Rengel, doctora en Filología por la Universidad de Málaga y profesora del Departamento de Traducción e Interpretación de esta universidad, así como del Máster Oficial en Traducción para el Mundo Editorial y de la UNED de Málaga. Con una dilatada experiencia docente e investigadora, Velasco nos aproxima la visión y meta que desarrolla como directora de Textos Mínimos.
La investigación necesita de estudios y ensayos para continuar su curso ¿Qué ofrece una colección académica como la que usted dirige?
Los ensayos son experimentos literarios, autobiográficos, filosóficos y académicos que nunca pretenden agotar un campo de estudio, sino más bien desbordarlo, romper sus fronteras, convertir el objeto de estudio en, por así decirlo, una estación de tránsito. Fue Montaigne quien inventó el género y denominó ensayos a cada uno de los tanteos reflexivos de una realidad que se nos escapa. En este orden de cosas, la colección Textos Mínimos ofrece, en primer lugar, la oportunidad de dar a conocer un amplio abanico del pensamiento, las investigaciones y las constantes temáticas actuales. Hoy más que nunca necesitamos repensar el mundo y poner en limpio los conceptos. Además, en una crisis que concierne a todos los aspectos de la vida, necesitamos que la universidad se haga cargo de aportar nuevas formas de entender las humanidades y la cultura.
En un entorno saturado de revistas y monográficos ¿Qué aporta su colección al panorama académico?
En efecto, hay saturación y esta es contraria al flujo del pensamiento. Desde nuestra colección queremos aportar textos que abran y produzcan conocimiento sin perder el rigor. No queremos que nuestros libros se metan en un saco roto bajo una etiqueta académica. Queremos aportar vitalidad, un espacio de memoria donde los textos que hemos elegido puedan encontrarse con sus destinatarios, pues pertenecen sobradamente a este siglo, y se dejen llevar por el placer de leer.
Las colecciones académicas también están abiertas a la población general ¿Por qué es una buena forma de acercarse a la ciencia el consultar este tipo de colecciones?
En principio me preguntaría qué es la ciencia. Es un nombre genérico de las distintas ramas del saber humano. Por tanto, considera y tiene como fundamento la observación y al análisis, y tiene que estar abierta a la población. Desde nuestra colección, proponemos la lectura de variedad de textos humanísticos. Hay que atender a voces diversas, contextos diferentes, porque somos la lengua y su literatura, somos cultura, somos palabra. La palabra nos permite unir lo político con lo social, la literatura con la filosofía. Textos Mínimos puede ofrecer a la población nuevas formas de pensar el mundo, de explicar la realidad, de estructurarla.
Para publicar en la colección hay que seguir un proceso ¿Cuáles son las claves que aseguran la calidad de las publicaciones en la colección?
Para velar por la calidad de la colección, las publicaciones son aprobadas, en primer lugar, por un comité científico y posteriormente sometidas a un riguroso proceso de evaluación ciega por pares.
Para los investigadores noveles ¿Qué consejo le daría para presentar una publicación?
El consejo es claro, que nos manden sus propuestas, siempre serán muy bien recibidas y podemos orientar sus posibles dudas en el caso de que las tuvieran. Tenemos que conseguir desatascar esa saturación de la que hablábamos antes y los investigadores noveles tienen mucho que decir para crear expectativas lectoras. Hay que abrir caminos ampliando los discursos académicos.
Se trata de una colección respaldada por la Universidad de Málaga ¿Qué aporta el respaldo de una institución como la UMA?
La Universidad de Málaga es una referencia importante para nuestra colección. Aporta tanto calidad como transparencia, y esto contribuye a la difusión de unos contenidos estimables. Además, favorece que nuestros libros se difundan con la máxima garantía de saber y conocimiento.
Cada colección académica y cultural tiene una línea editorial que la define ¿Cuáles serían los principios de la que usted dirige?
Textos Mínimos supone una aventura en la que todo pensamiento es posible. Nuestra colección está abierta a múltiples disciplinas que interesen tanto a lectores curiosos como especialistas. La novedad es uno de los principios de la colección, puesto que entendemos la investigación como un modo de iluminar territorios.
Entre los objetivos de esta colección destaca la idea de «publicar libros que puedan explicar por qué han de ser leídos» ¿Cómo definiría este objetivo y cómo se defiende un libro?
En la colección Textos Mínimos, se valora la singularidad del texto y el deseo de actuar a través del lenguaje. Como dice, destacamos la idea de publicar libros que «puedan explicar por qué han de ser leídos”», por qué debemos acercarnos a ellos, libros que, en último término, estimulen el deseo y la inquietud lectora. ¿Cómo se defiende un libro? De muchas formas, ojalá hubiera un sistema establecido, yo lo patentaría sin ninguna duda. La pasión por él, como en tantas otras cosas de la vida, es importante, el entusiasmo por el libro que vamos a publicar, creer en él, ya pone en la balanza un peso muy importante; las técnicas que nos ofrece el marketing y la tecnología son condimentos que pueden ayudar a transmitir esa pasión sin la que no se puede defender nada.
Esta colección da cabida a obras que «no se han atrevido a difundir en nuestra lengua», ¿podría poner un ejemplo de ello? ¿A qué cree que se debe esto?
El objetivo de esta colección pasa por aportar obras contemporáneas de interés para lectoras y lectores con muchas ganas de leer y de leer cosas nuevas, crear imágenes de nuestro pasado, presente y futuro que respondan a preguntas del momento. Como usted dice, en Textos Mínimos tendrán cabida obras que «no se han atrevido a difundir en nuestra lengua» y de máxima actualidad.
Un ejemplo sería la última publicación de la colección, Apología de la vida de la señora Shamela Andrews , publicada en 1741, que nunca se había divulgado en nuestra lengua. Por algún prejuicio inexplicable, las editoriales encargadas de publicar este tipo de literatura clásica extranjera y a un autor de la significación histórica de Henry Fielding se resistían a traducir un texto que tal vez resultaba incómodo y polémico. ¿Por qué? Probablemente por su escandalosa historia de engaño y adulterio a múltiples bandas, su visión sarcástica de las relaciones sexuales y del matrimonio convencional y, por su condición de parodia literaria de una novela canónica de gran éxito popular como Pamela; o la virtud recompensada, de Samuel Richardson, publicada en 1740, solo cinco meses antes que Shamela.
Así podemos deducir que los textos irónicos e inclasificables, entre otros, suelen tener problemas para ser publicados, en general, textos (traducidos o no) que reflexionan sobre obras consideradas canónicas, serias o dentro de un estándar literario convencional.
En su obra como investigadora tiene una amplia trayectoria analizando la perspectiva de género en diferentes obras ¿Podría ser esta una línea de las cuáles hace falta crear nuevas reflexiones sobre lo ya escrito?
Sin duda, la perspectiva de género es una línea fundamental para Textos Mínimos, una de nuestras líneas preferidas. Lo que usted plantea me recuerda a una frase de Virginia Woolf en Una habitación propia que siempre me ha guiado a la hora de escribir: «Quizá lo primero que descubrió la mujer al coger la pluma es que no existía ninguna frase común lista para su uso». Afortunadamente, ya en la cuarta ola del feminismo, la mujer ha reflexionado mucho sobre su condición, hemos hecho una apuesta enorme para visibilizar el trabajo de las mujeres a lo largo de nuestra historia. Y en ese sentido, en efecto, me gustaría que las jóvenes investigadoras y los jóvenes investigadores abrazaran la colección y nos hicieran llegar sus propuestas sobre cuestiones de género, sus relecturas de obras escritas por mujeres o sus reflexiones sobre el estado de la cuestión de género.